Blogia
Evitalios

Más

Más

COMO UNA CHULETA, apuntado en la mano, para no olvidarnos. Ser positivo es una manera de ver que todo sigue, aunque algunas cosas que fueron importantes se rompan delante de nuestras narices; personitas que significaron lo suyo salten de nuestros días, a menudo casi sin despedirse (los que nos quieren no se van nunca: a mil quilómetros o desde el cielo, no se pierden ni una); e ilusiones que nos propusimos materializar se las trague la incomunicación o la falta de puntualidad: porque los momentos de nuestros relojes mareados suelen ser distintos a todo lo demás.

 

Positivizar un mal día significa soltar una carcajada con una viñeta de Lio, disfrutar de una buena compañía o de la paz callada de nuestro escondite después de una jornada de trabajo estresante o cansina o aburrida. O tras soportar a un jefe amargado porque, si bien tiene mucho dinero, a él también se le cae el pelo; o de ver como el sitio que ocupas no es el que imaginaste cuando, después de tanto estudiar, se te caía la cabeza de sueño y acababas aplastando los apuntes de gramática o de historia o de cálculo o de lógica. Con la babilla colgando de tantas esperanzas en el futuro. O aprender algún camino diferente para llegar al mismo sitio, o engordar de gusto con la rica sabiduría de algunas lenguas que no se licenciaron nunca ni falta que les hace.

 

Ser positivo es también rebuscar en nuestra cabeza loca, hueca o desproporcionada razones para entender porqué siempre queremos más, cuando a menudo tenemos tanto.    

 

 

Girona, 24 junio de 2008

0 comentarios